 Uruguay invierte en equipamiento especial para optimizar el riego agrícola
Uruguay invierte en equipamiento especial para optimizar el riego agrícola
 La mejora del riego es directamente proporcional a la calidad.
En un escenario marcado por la variabilidad climática y los períodos de sequía recurrentes, el riego se ha convertido en una herramienta estratégica para la producción agropecuaria uruguaya. En los últimos años, el país ha comenzado a incorporar equipamientos especiales que permiten un uso más eficiente del agua, reduciendo costos y mejorando los rendimientos en cultivos de verano e invierno.
El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) ha promovido líneas de crédito e incentivos para la instalación de equipos de riego de precisión, como los sistemas de pivote central, aspersión móvil y goteo presurizado. Estas tecnologías, adaptadas a las características del suelo uruguayo, permiten dosificar el agua según la necesidad real del cultivo, evitando desperdicios y minimizando el impacto ambiental.
 
 “Hoy el riego no es solo una herramienta de respuesta a la sequía, sino una estrategia productiva que define la competitividad del agro”, explicó un técnico de la Dirección General de Recursos Naturales del MGAP. “Con los nuevos equipos, el productor puede manejar datos de humedad del suelo en tiempo real y planificar el uso del agua como si fuera un insumo más del proceso productivo”.
 
 Las inversiones más recientes apuntan a equipos inteligentes, que combinan sensores de humedad, estaciones meteorológicas y software de gestión. Estas herramientas, integradas a plataformas digitales, permiten programar los ciclos de riego de manera automática, según parámetros agronómicos y pronósticos climáticos. En algunos casos, incluso se puede controlar todo el sistema desde un teléfono celular o una computadora.
El uso de estos sistemas ha tenido un impacto directo en la eficiencia hídrica. Estudios del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) señalan que los equipos de riego de precisión logran reducir hasta un 30% el consumo de agua respecto a los métodos tradicionales, sin afectar el rendimiento. En zonas agrícolas clave como Soriano, Colonia o Río Negro, varios emprendimientos agrícolas y ganaderos han reportado aumentos de productividad de hasta un 20% gracias a la incorporación de estos sistemas.
 
 La incorporación de tecnología también plantea nuevos desafíos. El alto costo inicial del equipamiento y la necesidad de mantenimiento especializado siguen siendo una barrera para pequeños y medianos productores. Sin embargo, las cooperativas y asociaciones rurales han comenzado a implementar sistemas compartidos de riego, donde varios productores acceden al mismo equipamiento mediante acuerdos de uso y financiamiento conjunto.
 
 A futuro, el MGAP proyecta ampliar los programas de apoyo a la infraestructura hídrica rural, con foco en represas, perforaciones y redes de distribución. Además, se busca integrar los sistemas de riego con las políticas de manejo sostenible del agua, en línea con los compromisos internacionales de Uruguay en materia de cambio climático.
 
 En un país donde la producción agropecuaria representa más del 70% de las exportaciones, invertir en riego es invertir en soberanía productiva. La tecnología no solo garantiza cosechas más seguras, sino que fortalece la resiliencia del campo uruguayo ante los desafíos climáticos que se vuelven cada vez más imprevisibles.
