“El acuerdo Mercosur-UE traerá más inversiones suecas a Uruguay”, anunció el embajador de Suecia
Anders Carlsson habló sobre cómo ambos países apuntan a la calidad de su oferta exportable y no a la cantidad, de las oportunidades aún no exploradas, del impacto de la guerra comercial, Rusia, y más.El embajador de Suecia, Anders Carlsson, en entrevista con El País, destacó los temas en común que existen entre su país y Uruguay, cómo apuestan a la exportación de productos de calidad y no a precio, la importancia de invertir en innovación y cómo las empresas suecas ayudan al desarrollo nacional.
También habló sobre el riesgo que representa la invasión rusa a Ucrania, los aranceles que se trata de imponer la administración Trump y cómo la Unión Europea (UE) se posiciona ante las presiones internacionales. Por lo pronto, el comercio entre Uruguay y Suecia, si bien es relativamente moderado, ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos cinco años, a una tasa del 29,5%. Las principales exportaciones de Uruguay a Suecia son madera, carne y cereales, y de Suecia provienen maquinarias, vehículos y productos químicos, entre otros. La presencia de empresas suecas en Uruguay es valiosa en términos de innovación. A continuación una síntesis de la entrevista.
—¿Cómo son las relaciones entre Uruguay y Suecia actualmente?
—Ambos son países pequeños, con mucho en común. Comparten la visión de cómo se construye una sociedad estable, duradera, sostenible. Estamos del mismo lado, por eso veo mucha posibilidad de mayor cooperación. En lo comercial, hay un superávit para Suecia. Exportamos a Uruguay muchos productos industriales, vehículos, maquinaria, telecomunicaciones, y las importaciones suecas desde Uruguay son sobre todo de productos agrícolas.
—¿Qué potencialidades a ese nivel aún no están siendo explotadas?
—Muchas. En términos de innovación tecnológica, desarrollo humano y educación, se puede profundizar. También hay intercambios entre universidades, estudiantes que van en ambas direcciones. Tal vez en educación y ciencias es donde se podría hacer más. La limitación es la distancia y que somos países no tan grandes. Algo que quisiera destacar es el papel de las empresas suecas, que están brindando tecnología de punta y contribuyen de manera constante al desarrollo de Uruguay. Y en Suecia podemos aprender mucho de Uruguay también, por ejemplo, en estabilidad política y económica, y relaciones sociales.
—¿Qué distingue a las empresas suecas con presencia en Uruguay, como SKF, Our Ecolution, H&M, ABB, Scania, Hitachi?
—Lo que tienen en común entre ellas es que no compiten con bajos precios, sino con alta calidad, con tecnología, con servicio. Normalmente las empresas suecas quieren establecer relaciones a largo plazo con sus clientes y que se establezca una buena cooperación. También las empresas suecas son conocidas por integrar la sustentabilidad en su oferta, por pagar en fecha. Por eso, en general, son bien vistas en muchos países.
—¿Llegan a la embajada inquietudes de otras empresas suecas interesadas en venir a instalarse en Uruguay, o las consultas se han estabilizado o bajado?
—Lo que hay, sobre todo, son empresas suecas que tienen el potencial de incrementar sus actividades en Uruguay. Si existiera el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, estoy convencido de que van a venir más empresas. Si uno crea las oportunidades, surgen resultados que nadie había pensado. Hace diez años, si alguien decía que Spotify iba a ser una marca muy conocida en el mundo o en Uruguay, no sé si se habría creído. Y ahora es un hecho, es una marca global. Hay otros unicornios en Suecia, con mucho potencial y que buscan oportunidades en el exterior.
Embajador de Suecia en Uruguay, Torsten Ericsson.jpg
—El nuevo gobierno en Uruguay se está planteando modificar algunos incentivos de la ley de inversiones, ¿cómo ve ese panorama?
—Es una pregunta para las empresas, no para mí.
—¿Cómo ve los avances más recientes del acuerdo UE-Mercosur?
—Siempre hemos apoyado ese acuerdo. Es la política de nosotros. Queremos la oportunidad de importar productos agrícolas de los países del Mercosur. Tenemos un sector agrícola, por supuesto, pero no podemos cultivar muchos de los cultivos que vienen del Mercosur, y los consumidores suecos quieren tener libre elección de los productos para consumir, incluyendo alimentos.
—¿No tienen la resistencia de los productores agrícolas, como por ejemplo Francia?
—Francia viene de otra tradición, su sector agrícola es muy grande y con mucho poder. En cambio, nuestro sector agrícola está acostumbrado a adaptarse a una política de libre comercio.
—¿Piensa que se va a ratificar realmente el acuerdo este año?
—Sí, yo creo que el hecho de que se hayan terminado las negociaciones, señala algo. Sabemos que hay sensibilidades en Francia y en otros países europeos, pero espero que no haya una minoría suficiente como para bloquear el acuerdo. Su puesta en vigor va a crear un nuevo marco para las relaciones entre toda Europa y el Mercosur, lo que es muy positivo no solo en lo comercial, sino también habrá más diálogos sobre los temas globales, el desafío climático, temas sociales, etcétera. Creo que ese acuerdo va a llevar también a muchos más intercambios entre Suecia y Uruguay, en todas las áreas.
—¿Cómo se posiciona Suecia en el contexto internacional, con la guerra comercial entre EE.UU. y China, y siendo parte de una Europa tal vez un poco debilitada comparativamente?
—No estoy de acuerdo con que la Unión Europea esté debilitada. La historia de la integración europea es que ha avanzado con cada crisis, con cada desafío que ha venido desde el exterior. Lo que vemos ahora en Europa es una cooperación más fuerte en nuevas áreas, como defensa y seguridad, donde antes no había. Cuando hay un desafío común, muchas veces los países de la UE deciden que debemos utilizar la integración que ya tenemos, las instituciones que ya tenemos, el sistema de reglas que hemos acordado. Debemos construir algo más sobre ese fundamento. Y eso se está haciendo ahora. Para dar un ejemplo, la guerra comercial con la suba aranceles es un desafío que la Unión Europea ya había considerado, así que ya hay una respuesta conjunta de los 27 países europeos. Eso significa que es muy difícil para EE.UU. o China imponer sus preferencias comerciales sobre la UE, siendo un actor representando por 27 países y más de 600 millones de personas; tenemos poder. No se pueden imponer reglas sobre nosotros desde el exterior, tenemos cierto poder en una negociación con China o con EE.UU.
—Debido a todo este contexto internacional, ¿Suecia cambió su estrategia de política exterior?
—No cambió estrictamente con Uruguay, pero por supuesto cambió mucho en general. Para Suecia, la decisión de adherirse a la OTAN fue consecuencia de la agresión rusa a Ucrania. No se dio un cambio de 180 grados, ya que había una muy estrecha cooperación de antes entre Suecia y la OTAN, pero la agresión rusa cambió el consenso político en Suecia a favor de una adhesión a la OTAN. Eso fue una gran decisión y algo nuevo para un país que lleva 200 años de política de neutralidad.
—¿Y a nivel de política comercial, busca nuevos socios estratégicos a partir del aumento de aranceles por parte de EE.UU.?
—Sí, aunque en Suecia siempre hemos mantenido una política de libre comercio. Necesitamos exportar nuestros recursos naturales e industriales, porque el mercado interno es muy chico. Esa fue tal vez la razón más importante para la adhesión de Suecia a la Unión Europea. Y seguimos estando a favor de otros acuerdos de libre comercio, como ahora con el Mercosur.
—Suecia es líder mundial en innovación, ¿cómo alcanzó esa posición?
—Tenemos una tradición de cooperación entre el sector público, el sector privado y la academia, capaz de construir proyectos en común, donde cada parte participa dentro de sus marcos y reglamentos. Ahora enfrentamos el desafío de la transición verde y el cambio climático, y buscamos soluciones a eso. Hay interés del Estado y del sector privado, que ven que puede haber nuevos negocios. Incluso, la exploración de nuestros recursos naturales empezó así, con cooperación entre lo público y lo privado, y con el tiempo, se agregó la academia.
—¿Cuánto invierte Suecia en ciencia y tecnología?
—Alrededor del 3,5% del PIB, de los cuales el 2% viene del sector privado. Estamos en los niveles más altos de la Unión Europea. La verdad es que la industria sueca tiene muy alta inversión en tecnología e innovación para mantener su oferta competitiva, en la medida en que no puede competir con bajos precios.
—Suecia ha aumentado su inversión en defensa, a partir de la guerra en Ucrania, ¿eso significa menos recursos para otros objetivos sociales o tecnológicos?
—La inversión en defensa es una necesidad por nuestra posición geográfica. Después de la caída del muro de Berlín, redujimos mucho esas inversiones y ahora las tenemos que aumentar; es una necesidad. Pero no le veo efectos sociales negativos, porque esas inversiones también crean empleos.
—¿Piensa que en un futuro el proteccionismo va a ir en aumento en el mundo?
—Quiero decir que no. Yo no veo que el proteccionismo pueda ser la solución a ningún problema. Por eso, creo sinceramente, y lo espero, que sea pasajero. Creo que pasaremos algunos años más con proteccionismo, pero con el tiempo eso va a cambiar.
—¿Cambiaría cuando concluya la administración de Trump?
—No es solo un tema de Estados Unidos, el proteccionismo existe en muchos lugares. También se puede analizar que China, que ahora habla mucho del libre comercio, permite como acceso a su mercado mucho menos de lo que hace Estados Unidos o la Unión Europea. Así que no es solo un tema occidental.
Lucha contra el crimen organizado y narcotráfico
¿Usted identifica desafíos comunes entre Uruguay y Suecia?
Sí, uno de ello es el crimen organizado. Deberíamos cooperar más, en el marco de la Unión Europea, porque las drogas que se exportan muchas veces terminan no solo en Suecia, sino en todos los países europeos.